El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aprobado una orden ejecutiva, con la que prohíbe a las empresas del país realizar negocios con la compañía china Huawei. En este ámbito entra cualquier operación de comercialización y/o utilización tanto de productos como de servicios relacionados con telecomunicaciones, que ofrezca la empresa asiática.
El motivo de esta orden está basado, según fuentes oficiales, en unas medidas de seguridad nacional. Sin embargo, no deja de ser llamativo, que se haya producido coincidiendo con un aumento de aranceles impuestos a China, cuyos productos ya suman hasta un 25% de incremento para poder entrar en el mercado estadounidense.
La preocupación estadounidense por el 5G
La tecnología de conexión a Internet 5G prevé comenzar a instalarse a partir de verano de 2019. Huawei ha demostrado estar a la cabeza en el sector, sobre todo en lo relativo a recursos y capacidad para realizar la instalación de las redes necesarias.
De hecho, la compañía se ha ofrecido a países de todo el mundo para ayudar en la instalación de estas redes, pero la desconfianza demostrada desde Estados Unidos, es compartida también en otras zonas del mundo, incluida la Unión Europea.
En Estados Unidos, concretamente, se teme cualquier acción de espionaje que la empresa de Huawei pueda realizar a través de estas redes. La tecnología 5G ofrece servicios tan innovadores como arriesgados, desde la conducción autónoma de vehículos hasta la navegación a mucha mayor velocidad por la Red.
Tensión comercial entre Estados Unidos y China
Aunque se insista en que ambas situaciones no están directamente relacionadas, es innegable que la decisión de Estados Unidos puede repercutir en las negociaciones de la guerra comercial con China.
Aunque los responsables de estas negociaciones mantienen su agenda prevista, la tensión subió de nivel la semana pasada, al activarse desde Estados Unidos una nueva subida de aranceles.
En la actualidad productos de importación por valor de 200.000 millones de dólares han sido afectados por estos aranceles.
Aunque desde estados Unidos se advirtió que China no tomara represalias, el gigante asiático contestó con una subida equivalente, del 10 al 25% para importaciones del país norteamericano, que afectan a productos por valor de 60.000 millones.
