En las últimas semanas Microsoft ha estado de actualidad con motivo de la presentación de la que será la nueva versión de su popular sistema operativo. Hablamos de Windows 10, una versión que está causando una gran expectación entre usuarios y desarrolladores.
Pero dejando al margen los detalles de Windows 10, de los que tanto se ha hablado estos días, vamos a centrarnos en Microsoft, la gran multinacional de la informática.
Muchos reconocen que Microsoft jugó un gran papel a la hora de acercar la informática a los usuarios comunes. Sin embargo, otras voces no son tan benévolas con la empresa de Bill Gates, llegando incluso a afirmar que el éxito de la misma tiene detrás toda una historia oscura en la que aparecen palabras como ‘robo’, ‘copia’, ‘espionaje’. Nosotros no entraremos en estas cuestiones, sino que trataremos de dar una opinón sobre el uso de los productos de la marca.
Como ya hemos dicho, el producto estrella de Microsoft es su sistema operativo Windows, el cual desde hace años es la alternativa más utilizada en todo el mundo. A favor de este sistema operativo podemos destacar su aspecto visual, que siempre es bastante atractivo, y su gran compatibilidad con todo tipo de software y hardware. Sin embargo, no todo son luces para el sistema operativo, pues también es cierto que siempre ha tenido mala fama entre los usuarios más avanzados, los cuales incluso se mofan de la facilidad con la que éste se ‘cuelga’.
Otro aspecto que no es del agrado de muchos usuarios es la casi obligatoria necesidad de complementar Windows con software propietario de Microsoft. Algunos ejemplos los encontramos en la obligación de mantener instalado su navegador web Internet Explorer o la poca compatibilidad de formatos entre su paquete de ofimática ‘Microsoft Office’ y el resto de alternativas del mercado.