El caso de los creativos nómadas. Los emprendedores buscan sus oportunidades en la periferia de las acciones a las que no llegan los grandes. El tamaño para los emprendedores es una ventaja, están más cerca de lo que se cuece y lo ven mejor y hasta en todos sus matices. Además, sus estructuras organizativas los hace ser más eficaces con menos recursos y menos costos.
Pero nada de esas circunstancias parece (sólo parece) que se pueda aplicar al proyecto emprendedor de Out the Studio, de Julia Silva y Miguel Aza, dos publicistas que tenían su futuro resuelto trabajando con su vena creativa para otros en Barcelona hasta 2013. Un día decidieron que esa realidad no les satisfacía y se apuraron para crear otra. Un formato de emprendiduría radical, difícil de ver y casi de entender (si no se conoce el proyecto como lo conocen ellos).
Su propuesta arriesgadísima fue la de ofrecer sus trabajos como publicitarios en un régimen de creativos nómadas, sólo a cambio de alojamiento y desayuno. Con esa propuesta, decidieron liarse la manta a la cabeza y viajar por América, yendo de Cuba a Colombia, de Ecuador a Argentina, con la idea de dar lo que saben en proyectos de marketing a cambio de sustento y techo.
Su alojamiento, como no podía ser de otra manera, fueron hoteles durante todo el tour, hoteles cuyas imágenes estaban muy alejadas de la mejor línea comercial. Pero ¿dónde está el negocio?
Apunta: en la fidelización de los hoteles para con la marca Out the Studio, que probablemente sigan trabajando con estos creativos en el futuro. Se trata, en este sentido, de una iniciativa comercial tocando puerta a puerta.
En segundo lugar, los recorridos han sido documentados cada día en una página corporativa de Facebook, algo que, además de generar audiencia y expectación, es, por sus características, una apuesta con un gran potencial viral. Y en tercer lugar, el libro o el documental de la experiencia que seguro que no tardaremos en ver anunciado. ¿Te apuestas algo?