El modelo comercial de El Corte Inglés se ha ido agotando en los últimos años. Los motivos son varios. Por un lado, porque su capital ha dependido de sus propias inversiones. Esta fue una seña de identidad de la marca, la de no endeudarse, la de no depender de capitales externos y disfrutar de toda la autonomía estratégica posible.
Por otro lado, se trata de un negocio que ha renunciado al proceso globalizador que han seguido otras firmas españolas que han buscado oportunidades en mercados emergentes extranjeros.
Cuando El Corte Inglés ha operado fuera, lo ha hecho sin apostar decisivamente por esa línea o apenas ha seguido la estela de sus socios estratégicos en proyectos puntuales.
A fuerza de depender de un mercado como el español con un nivel de consumo tan deprimido, El Corte Inglés ha acabado por ir en la dirección contraria a la de otros actores comerciales españoles, como Mercadona, Repsol o Banco Santander, que sí han sabido internacionalizarse y reaccionar.
El plan para reflotar El Corte Inglés es un secreto contado a voces. Las debilidades actuales del proyecto ofrecen a las claras cuáles serán las acciones decisivas de los próximos años. Acciones que se pueden resumir en las siguientes:
-Eliminar el endeudamiento. Cerrando líneas de negocio que no son suficientemente rentables, reestructurando la plantilla con despidos o recolocaciones o eliminando costes innecesarios.
-Cambio del modelo de negocio. La competencia le ha comido mucho terreno comercial a El Corte Inglés. La solución para resolver este problema pasa por sacar todo el partido posible de las ventas a través de nuevos canales, Internet, desde luego, y habilitar marcas que resulten más atractivas para los clientes potenciales.
-Internacionalización. El Corte Inglés ha de seguir el ejemplo de Inditex y Zara y el de su proceso de internacionalización creciente. La zona que parece figurar en las quinielas de los directivos de El Corte Inglés es Hispanoamérica.
-Cotización en bolsa. Todos estos planes se deberán apoyar en una recapitalización de la empresa que podría negociar un 30% ó más (hasta un 49%) de sus activos sin perder con ello el control estratégico de la marca.
Un nuevo camino para El Corte Inglés. La supervivencia de una marca emblemática está al final del túnel.