Change.org ya es un icono en el espíritu colaborativo que han abierto las nuevas tecnologías e Internet. Un icono de todo lo bueno que resulta de compartir y de todo lo que se puede hacer y más cuando los tiempos económicos alimentan vacas flacas.
Change.org es una plataforma global que acoge propuestas que intentan dinamizar proyectos de cambios económicos y sociales, para preservar culturas, entornos naturales o para pronunciarse sobre injusticias y diferencias.
Un portal que intenta dar una respuesta, una oportunidad, para hacer el cambio por el cambio y para el cambio. Un formato que en manos de emprendedores sociales se ha convertido en un termómetro con el que calibrar determinadas oportunidades de negocio.
Change.org promueve campañas virales en las redes sociales que administra cuyos contenidos llegan tan lejos como sólo lo hacen las buenas acciones. La iniciativa se convierte en Change.org en un documento que, como misiva, con una dirección, un nombre, un apellido y un correo electrónico, se remite a un destinatario público o privado que el colectivo firmante considera que puede modificar los hechos para resolver el problema.
Se trata de una movilización, una protesta ciudadana, de alcance global y difusión viral como ninguna institución o departamento público ha sido capaz de alcanzar, sean los defensores del pueblo, los departamentos de atención al público o al paciente o los medios de asistencia legal y laboral, supranacionales o locales.
Se trata de una forma de ciberactivismo, en la que cada persona puede anunciar y comunicar sus inquietudes y proponer la solución de un problema o alentar a otros para que cambien su forma de actuar en beneficio de mayorías y minorías. Change.org genera más de mil campañas mensuales en estos momentos y es líder en todo el mundo en un ciberactivismo que convierte el número en poder.
La plataforma española se constituyó dentro de la red internacional en 2011 y con ella se ha puesto en comunicación a personas sensibles a las malas acciones políticas o a las medioambientales que, de otro modo, jamás hubieran podido imaginar que existieran tan cerca unas de otras. ¿Una forma de pensamiento comunitario en acción? Tal vez. Calificativos nunca faltan para este portal que se ha convertido en sí mismo en movimiento habilitado para la emprendiduría social.